por qué me gusta escribir XVI

Me gusta prestar atención a la relación entre palabras como naturaleza. Si bien hay discusiones con respecto al límite definido entre qué pertenece a la naturaleza y qué a la cultura; está bastante claro que todo lo que tiene que ver con los discursos hace referencia a la cultura.

Las palabras tienen la apariencia de haberse transformado en hechos naturales. Si se toma como natural lo que tiene que ver con la supervivencia puede verse como natural, pero en un principio surgió como resultado de una convención arbitraria, lo que la muestra como una manifestación cultural; en este marco considero cultural todo lo creado por el hombre.

Es la sensación de que las palabras surgen de las cosas, lo que las muestra naturales; se supone que siempre fue así y que cada cosa no tiene su nombre asignado, sino que es su nombre mismo. Pero hubo un principio en donde todo empezó a ser nombrado, y hubo que establecer una relación de correspondencia y asignar términos (uno, que podría haber sido otro) a cada cosa.

Con la evolución propia, cada lenguaje se renueva y amplía sus límites. El desarrollo de la tecnología, al aumentar la posibilidad de percepciones, genera cantidad de términos nuevos que se incorporan a los ya establecidos.