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por qué me gusta escribir XXV

A toda hora del día pienso en escribir. Es más, las letras aparecen solas y se acomodan como quieren. Todos los hechos se aparecen como para ser contados, desde perspectivas milimétricas o siderales. Aportando vibraciones nuevas a los acontecimientos.

Las reinterpretaciones de reinterpretaciones, se suceden. No me gusta hacer referencia a las historias lineales tal cual se me aparecen. Siempre es bueno agregar o quitar facetas, para sumar y aportar en la definición de los personajes. También es verdad que al agregar demasiados condimentos, se puede caer en personajes arquetípicos, cosa que también trato de evitar.

Erróneamente se pueden asociar los supuestos relatos textuales, como hechos incontaminados, o hechos reales, o historia verídica. Aún los relatos considerados históricos, son resultado de interpretaciones, es alguien ocupando un punto de vista para contar esa parte de la realidad.

Creo que la verdad no tiene que ver con una entidad maniquea que se opone a la mentira. Está formada de una asociación de versiones a cerca de las cosas, en donde distintos actores cuentan sus verdades. Y así la suma de todas las verdades, daría como resultado una conjunción que nos remite a unas determinadas percepciones, que también dependen de la lectura que cada uno haga de esas versiones.

Un día de lluvia puede aportar el caracter principal de uno de los personajes, como un enojo pasajero, pero también el refresco que esperaba desde hace años. Todo suma al todo, una mosca que pasa volando, o un auto que se rompe en la puerta de una casa pueden disparar tanto el detalle como el desenlace de la historia.

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por qué me gusta escribir XXIV

Millones de posibilidades que daban vueltas en mi cabeza, solo se materializan en una específica en el momento en que escribo. Así, una nueva realidad puede hacerse presente, y desde ese lugar de presente acciona, direccionando hacia nuevos rumbos.

Las escuelas tienen bien diferenciadas, aunque con límites difusos, distintos géneros, para catalogar o encasillar determinadas formas de expresión que necesitan ser encausadas.

Sin embargo la mayoría de los escritores no hace caso a esos límites, y muchas veces los saltean, creando zonas de relación en donde es dificil definir o encuadrar la obra como perteneciente a un estamento específico.

Desde esas zonas híbridas se generan obras autóctonas, que revolucionan las estructuras de todas las vivencias.

Los artistas que más me gustan son los que además de combinar géneros, se permiten combinar diferentes disciplinas. Y se despliegan en su vida, como una expresión de arte. Son cantantes que cuentan historias, o pintores que cantan diferentes músicas,  o escritores que manejan el arte de combinar los colores.

Está bueno porque cualquier hecho cotidiano es el disparador de ese punto de vista de creación. Y al intercalar la situación por diferentes formatos, ayuda a crear una sensación de unidad y de contenibilidad, que falta cuando todo se refiere a un único aspecto.

Volviendo a esa posibilidad, que se volvió material por escribirla, actúa como círculo protector de vivencias y sistemas, como catalizador de prejuicios, como protector de malversaciones que puedan llegar desde lugares de señalamiento, o como guardián para asegurar y proteger el desarrollo y la materialización de nuevas posibilidades.

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por qué me gusta escribir XXIII

Todas las asociaciones inimaginables se reúnen en el momento de escribir una historia. La naturaleza deja de ser naturaleza, para convertirse en una especie de representación primaria, donde las leyes físicas pueden transgredirse. Entonces surgen nuevos axiomas, que alientan verdades alocadas o imperecederas.

Transportar mi mente a esas regiones, me resulta imprescindible antes de intentar cualquier asociación libre o juego de palabras.

Puentes que reúnen ambos mundos empiezan a construirse, situaciones alternativas o desconocidas se vuelven análogas; no digo que necesite basar todo en una realidad concreta exacta, pero por lo menos busco una referencia, una correspondencia que me acerque a lo mas conocido.

Procesos de coincidencia se reúnen por atracción personal formando argamasas fundantes.

Si se pudiera hacer una radiografía del esqueleto que todo lo sostiene, no sorprendería visualizar estas estructuras autónomas que arman y sosotienen las escenas.

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por qué me gusta escribir XXII

Maratones de letras arman palabras, se organizan formando discursos y volúmenes de libros.

Prácticas imperecederas, no fueron reemplazadas por la televisión ni otras formas de tecnología, que emiten realidades figuradas.

A pesar de dominar la materialidad en todo su aspecto, remiten a esferas en donde se repercuten sus ecos.

Son historias, de historias, de historias, que se conectan en todas las cabezas simultáneas. Forman un mundo latiendo en potencia. A punto de desplegarse en millones de personas que esperan, que ruegan por su futuro.

Resuenan ideas milenarias, en historias milenarias, que van a volver a reescribirse.

Esas historias latentes conforman una unidad colectiva, que identifica desde coincidencias o divergencias a gran cantidad de personas que son contemporáneas, pero no comparten idiosincracias características comunes.

Patrimonios de la humanidad, se van reactualizando al ritmo de la época, que imprime nuevas formas.

Párrafos de historias que permanecen incuestionados, son tomados como dioses;  es importante poder alcanzar a estos fragmentos, para acceder a su multiplicidad de planos y tener la posibilidad de cuestionarlos como respuestas únicas.

Aportar en esa gran masa moldeándose, alerta a saber que cada individualidad es responsable y única.

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por qué me gusta escribir XXI

Me gusta escribir porque la birome dibuja destellos de colores, que iluminan mi día.

Me gusta escribir porque cada una  de mis pisadas, pisa más liviana; y las complicaciones dejan de ser complicadas.

Me gusta escribir porque relaja toda mi estructura de pesos y pesares.

Me gusta escribir porque me gusta, y eso alcanza para mirar un poco más arriba y saber que existen otros mundos.

Si pienso en todos los impedimentos que tiene una persona para lograr lo que quiere, me concentro en una mano escribiendo, siendo acción presente, potencia presente, para saber y estar segura de que nada puede frenar la fuerza de alguien que busca expresar su destino.

Me gusta escribir porque despeja las nubes de todas las estratósferas. Y ninguna forma extrema del clima puede alterar ningún termostato.

Prisiones se transforman en campos a cielo abierto. Cuando las palabras se escriben, siguen el ritmo de su música, aceleran o se vuelven estáticas, sacuden o descolocan según su naturaleza.

Arman y rearman estructuras colosales, llaman a sus propios dioses para volver a construirse; confían en su fortaleza interna que guía todas sus acciones.

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por qué me gusta escribir XX

Un principio de psicologia considera que cuando una situación se expresa en palabras no corre el riesgo de transformarse en un síntoma. Desde este punto de vista, alcanzaría con decirlo todo, para no estar nunca enfermo.

Hay muchas terapias alternativas del new age que también basan sus curaciones en la afirmación de decretos positivos, considerando que lo que uno decreta es lo que se manifiesta.

Se puede relacionar la definición de la palabra con la emisión de un sentir que encuentra una expresión liberadora.

Mientras uno de los aspectos que abarca esta función se concentra en el qué decir; otro aspecto no menos importante hace foco en el cómo.

La conjunción de ese qué con ese cómo, convierten a la persona, en una forma de expresión única.

Pioneros del qué decir o del cómo decir se destacan en todas sus artes.

Según los especialistas, el problema surge cuando se traba ese libre fluir. Existen técnicas especialmente diseñadas para estimular la flexibilidad de zonas específicas.

A través del desarrollo de la palabra escrita, la persona sale de su mundo y lo supera, establece una especie de distancia que le permite reflexionar a cerca de sus leyes. A veces es considerado genio, a veces es considerado loco, por esa forma de inadaptación constante que consiste en plantearse todo de nuevo desde el principio.

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por qué me gusta escribir XIX

Al definir un relato me parece importante mostrar, aunque sea solapada una especie de conclusión/guía, acerca de lo que se habla. Quiero decir, que aunque dejo abierta la posibilidad de una multiplicidad de interpretaciones posibles, a veces me gusta que quede claro cual de todas elijo yo. Aún dejando claro que esta elección vale solo para esta circunstancia, y la situación puede volver a reescribirse.

Cuando desde las tradiciones orales se contaban cuentos infantiles, una de las intenciones era fomentar la curiosidad pero también el estado de incertidumbre y temor por lo desconocido. Eran tiempos legendarios, donde a los chicos se los educaba bajo reglas rigurosas, para que se vuelvan personas fuertes. La pedagogía con el desarrollo de nuevas teorías considera otras maneras menos agresivas como primeras lecciones para el descubrimiento de su nuevo mundo.

Si bien hace rato quedaron archivadas las teorías que hablan de que un mensaje debe buscar un efecto específico, sí es importante visualizar un objetivo, o un resultado esperable, más allá de la multiplicidad de interpretaciones.

Los chicos hoy, aprenden a manejar una computadora antes que a hablar, no tiene sentido seguir enchufándole historias que se les contaba a los chicos que nacían a principios del siglo XX.

Las personas del futuro necesitan estar preparadas para resolver situaciones que no existían en el pasado; esos relatos los tienen que invitar a saber modelarse según nuevas situaciones, y poder asimilar su realidad de maneras múltiples y diversas.

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por qué me gusta escribir XVIII

Una paradoja a la que podemos acceder a través de la posibilidad del lenguaje, consiste en utilizar esta base limitada de signos, para hacer referencia tanto a lo que contiene como a lo que queda afuera.

Casi se lo puede comparar con el problema de definir a Dios; al ser una estructura no contenida dentro de este sistema, no se maneja con estas reglas; por eso es inabarcable e inexplicable.

A pesar de que con el lenguaje pasa algo parecido, existe una diferencia de grado que permite ciertas simulaciones de mundos alternativos; pero si nos volvemos bien detallistas, también estamos haciendo referencia a alguna otra forma de lenguaje.

El ilustre maestro de la ciencia ficción, Julio Verne, alguna vez dijo que todo lo pensable es posible en algún punto del universo. Si algo es estructurado desde la palabra, ese algo manifiesta una forma de verdad en algún punto (en que las condiciones le permitan manifestarse). Desde esta teoría se puede llegar a la conclusión de que todos los mundos imaginarios son mundos posibles y por lo tanto mundos reales.

Entonces cuando uno se pregunta si la realidad supera a la ficción o la ficción supera a la realidad, no hay una respuesta posible, más que suponer que todo es realidad, o todo ciencia ficción, según desde donde se lo mire.

Considero que a la hora de remitir a este mundo real /imaginario lo más determinante es la intención de quién escribe, definida junto con el punto de vista. O sea, que son importante las acciones, pero no menos importantes son las posiciones relativas desde donde son emitidas.

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por qué me gusta escribir XVII

Cuando escribo no quiero reivindicar un punto de vista específico, prefiero que los puntos de vista se superpongan, y hagan su recorrido, evolucionando, al ritmo de las propias experiencias del texto.

Prefiero plantearme la escritura como un momento o lugar de generación de actitudes, que se van desarrollando según la propia lógica.

Trato de que los hechos no queden atrapados en el discurso, por las palabras, y trasciendan sus realidades más próximas. Tampoco me interesan las interpretaciones literales. Frente al inmenso número de decodificaciones posibles, elijo la que más me representa en ese momento. Pero también es interesante suspender en un presente potencial, cantidad de varibles igualmente válidas.

Pienso que mantener un hilo conductor es clave a la hora de sostener una historia. Más allá de las reglas básicas que sugieren la estructura de planteo/nudo/desenlace; es importante conseguir esa guía que unifica y vuelve sólido el relato.

Con respecto a los tiempos verbales, sé que no tengo un problema, porque me gusta mezclarlos en la misma frase y aumentar la variabilidad de interpretaciones. Para aumentar esta amplificación, también es bueno recurrir al uso de metáforas, que al mismo tiempo flexibilizan y aportan fluidez a la lectura.

Plantear el sostenimiento del hilo conductor es construir la base de toda la historia, con sus fortalezas y sus debilidades bien definidas la historia genera sus propias historias.

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por qué me gusta escribir XVI

Me gusta prestar atención a la relación entre palabras como naturaleza. Si bien hay discusiones con respecto al límite definido entre qué pertenece a la naturaleza y qué a la cultura; está bastante claro que todo lo que tiene que ver con los discursos hace referencia a la cultura.

Las palabras tienen la apariencia de haberse transformado en hechos naturales. Si se toma como natural lo que tiene que ver con la supervivencia puede verse como natural, pero en un principio surgió como resultado de una convención arbitraria, lo que la muestra como una manifestación cultural; en este marco considero cultural todo lo creado por el hombre.

Es la sensación de que las palabras surgen de las cosas, lo que las muestra naturales; se supone que siempre fue así y que cada cosa no tiene su nombre asignado, sino que es su nombre mismo. Pero hubo un principio en donde todo empezó a ser nombrado, y hubo que establecer una relación de correspondencia y asignar términos (uno, que podría haber sido otro) a cada cosa.

Con la evolución propia, cada lenguaje se renueva y amplía sus límites. El desarrollo de la tecnología, al aumentar la posibilidad de percepciones, genera cantidad de términos nuevos que se incorporan a los ya establecidos.

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por qué me gusta escribir XXV

A toda hora del día pienso en escribir. Es más, las letras aparecen solas y se acomodan como quieren. Todos los hechos se aparecen como para ser contados, desde perspectivas milimétricas o siderales. Aportando vibraciones nuevas a los acontecimientos. Las reinterpretaciones de reinterpretaciones,...
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por qué me gusta escribir XXIV

Millones de posibilidades que daban vueltas en mi cabeza, solo se materializan en una específica en el momento en que escribo. Así, una nueva realidad puede hacerse presente, y desde ese lugar de presente acciona, direccionando hacia nuevos rumbos. Las escuelas tienen bien diferenciadas, aunque con...
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por qué me gusta escribir XXIII

Todas las asociaciones inimaginables se reúnen en el momento de escribir una historia. La naturaleza deja de ser naturaleza, para convertirse en una especie de representación primaria, donde las leyes físicas pueden transgredirse. Entonces surgen nuevos axiomas, que alientan verdades alocadas o...
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por qué me gusta escribir XXII

Maratones de letras arman palabras, se organizan formando discursos y volúmenes de libros. Prácticas imperecederas, no fueron reemplazadas por la televisión ni otras formas de tecnología, que emiten realidades figuradas. A pesar de dominar la materialidad en todo su aspecto, remiten a esferas en...
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por qué me gusta escribir XXI

Me gusta escribir porque la birome dibuja destellos de colores, que iluminan mi día. Me gusta escribir porque cada una  de mis pisadas, pisa más liviana; y las complicaciones dejan de ser complicadas. Me gusta escribir porque relaja toda mi estructura de pesos y pesares. Me gusta escribir...
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por qué me gusta escribir XX

Un principio de psicologia considera que cuando una situación se expresa en palabras no corre el riesgo de transformarse en un síntoma. Desde este punto de vista, alcanzaría con decirlo todo, para no estar nunca enfermo. Hay muchas terapias alternativas del new age que también basan sus curaciones...
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por qué me gusta escribir XIX

Al definir un relato me parece importante mostrar, aunque sea solapada una especie de conclusión/guía, acerca de lo que se habla. Quiero decir, que aunque dejo abierta la posibilidad de una multiplicidad de interpretaciones posibles, a veces me gusta que quede claro cual de todas elijo yo. Aún...
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por qué me gusta escribir XVIII

Una paradoja a la que podemos acceder a través de la posibilidad del lenguaje, consiste en utilizar esta base limitada de signos, para hacer referencia tanto a lo que contiene como a lo que queda afuera. Casi se lo puede comparar con el problema de definir a Dios; al ser una estructura no contenida...
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por qué me gusta escribir XVII

Cuando escribo no quiero reivindicar un punto de vista específico, prefiero que los puntos de vista se superpongan, y hagan su recorrido, evolucionando, al ritmo de las propias experiencias del texto. Prefiero plantearme la escritura como un momento o lugar de generación de actitudes, que se van...
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por qué me gusta escribir XVI

Me gusta prestar atención a la relación entre palabras como naturaleza. Si bien hay discusiones con respecto al límite definido entre qué pertenece a la naturaleza y qué a la cultura; está bastante claro que todo lo que tiene que ver con los discursos hace referencia a la cultura. Las palabras...
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