A toda hora del día pienso en escribir. Es más, las letras aparecen solas y se acomodan como quieren. Todos los hechos se aparecen como para ser contados, desde perspectivas milimétricas o siderales. Aportando vibraciones nuevas a los acontecimientos.
Las reinterpretaciones de reinterpretaciones, se suceden. No me gusta hacer referencia a las historias lineales tal cual se me aparecen. Siempre es bueno agregar o quitar facetas, para sumar y aportar en la definición de los personajes. También es verdad que al agregar demasiados condimentos, se puede caer en personajes arquetípicos, cosa que también trato de evitar.
Erróneamente se pueden asociar los supuestos relatos textuales, como hechos incontaminados, o hechos reales, o historia verídica. Aún los relatos considerados históricos, son resultado de interpretaciones, es alguien ocupando un punto de vista para contar esa parte de la realidad.
Creo que la verdad no tiene que ver con una entidad maniquea que se opone a la mentira. Está formada de una asociación de versiones a cerca de las cosas, en donde distintos actores cuentan sus verdades. Y así la suma de todas las verdades, daría como resultado una conjunción que nos remite a unas determinadas percepciones, que también dependen de la lectura que cada uno haga de esas versiones.
Un día de lluvia puede aportar el caracter principal de uno de los personajes, como un enojo pasajero, pero también el refresco que esperaba desde hace años. Todo suma al todo, una mosca que pasa volando, o un auto que se rompe en la puerta de una casa pueden disparar tanto el detalle como el desenlace de la historia.